marzo 26, 2010

Por los pueblos indigenas, una humilde poesia.

Esta tarde parece que no pasa nada, camino por esos caminos distantes y frios, llenos de angustia, como si cada paso contara una nueva historia.

Las calles las cuentan, sus vidas, sus historias vacias, con suerte un poco tibias, mientras se espera el tiempo lento, mientras se espera al nuevo dia.

Se llenan de color, las pintan hasta ser negro o blanco, pero todo puede suceder, y hay lugar para colores amargos como el gris del polvo, aquel polvo que se mete entre las entrañas, entre lo sucio del espacio que los desplaza.

El sol quema las pieles de cobre, pero se siente tan frio y desolador que se pierden las ganas. Y sus rostros se arrugan marcando delgadas lineas, lineas tristes y sin esperanzas. Vagando entre ciudades o campos, en constantes marchas, de un lado a otro sin llegar jamas a casa.

Sin tierras, sin alma. Con el desden que los atrapa...

Con el olvido en sus corazones, la fuerza de sus manos, la resistencia de su alma, con el pecado de ser ellos los eternos condenados a vivir por el mundo esclavos.

Basta a la discriminacion de los pueblos indigenas.
No es justo que lleven desde su origen, el peso abusurdo de la incomprension.

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